Hoy os traigo un post de invitado de mi amigo Óscar Martín, llamado “Sanar la relación con el dinero”.

Óscar es coach personal y autor de Buscando tu camino, un proyecto de crecimiento y desarrollo personal que quiere ayudar a aquellas personas que buscan orientación y guía en diferentes facetas de su vida.

Sin más preámbulos, os dejo con el artículo.

Introducción

Cuando escuchamos la palabra “dinero”, nos llegan a la mente multitud de pensamientos, creencias, imágenes y sensaciones.

Pocas palabras tiene tanta carga, psicológica y emocional, como “dinero”. Y según a quien le preguntes, la opinión respecto al dinero va a cambiar totalmente de significado.

Odiado por muchos y amado por otros tantos, el dinero es un concepto que lleva miles de años en la historia del hombre.

Se han creado canciones, dramas, historias dignas de novela o cine relacionadas con el dinero.

Un ente que parece que tiene vida propia y que influye de forma determinante en nuestra sociedad.

Pero, ¿qué nos sucede con el dinero? ¿Por qué hay tanta convulsión, ya sea positiva o negativa, a su alrededor?

¿Qué tipo de relación tenemos con el dinero? ¿Es necesario sanarla?

Vamos a introducirnos en este interesante tema…

Situación actual del dinero

Como decía antes, el dinero lleva en la historia del hombre desde hace miles de años. Es la moneda de cambio -nunca mejor dicho- utilizada para realizar todo tipo de negocios. Casi en la totalidad de las transacciones donde se implique comprar/vender, el dinero hace de tercera parte entre las dos interesadas en un intercambio.

En la antigüedad, el ser humano utilizaba el sistema de trueque para realizar intercambios. Pero este medio no siempre era útil o funcional.

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Imagina la siguiente situación: yo cultivo naranjas y tú haces casas. Queremos realizar un intercambio con trueque. Y si tú me vas a construir una casa, ¿cuántas naranjas tengo que darte? ¿Un millón?

Para empezar, no creo que dispusiera de esa cantidad de naranjas. Y para continuar, creo que no sería un buen negocio para ti porque:

  • Se te pudrirán a los días/semanas.
  • No vas a consumir todas.
  • Salvo que hagas decenas de intercambios con ellas para conseguir otros artículos, se corromperán, dándose la situación descrita en el punto “1” y perdiendo así lo que habías ganado con el intercambio.

Es por ello que algo como el dinero se vuelve totalmente necesario para poder realizar intercambios justos, donde ambas partes ganen. Puedes utilizar el dinero ganado en un negocio en el momento que tú desees. Lo puedes guardar sin temor a que se estropee. No tienes por qué utilizarlo en el momento de ganarlo ya que puede ser ahorrado.

Su utilidad es amplia, valiosa y funcional.

Sin embargo, algo que parece tan útil e inofensivo como es una moneda de cambio, sin vida propia, objeto de uso por cualquier persona, tiene asociada una carga energética muy negativa.

Hoy en día, es muy fácil escuchar opiniones como:

  • La culpa de todas las desgracias del mundo es del dinero.
  • El dinero corrompe a las personas.
  • Si quieres ganar dinero, has de trabajar de sol a sol.
  • Los que tienen mucho dinero es porque de alguien se han aprovechado o porque han hecho actos indignos.
  • Etc…

¡Wow, ni que del propio Belcebú se tratase! ¿Qué es lo que sucede?

Programación negativa

La mayor parte de los problemas relacionados con el dinero y las opiniones que las personas tienen sobre el mismo, provienen de la programación que se recibe a lo largo de la vida. En especial en la infancia.

Imagina la siguiente situación…

Una familia donde ambos progenitores trabajan. Tienen niños a su cargo, a los que sacar adelante. Disponen de trabajos de clase media que les permite subsistir, pero por un giro inesperado de la vida uno de los dos se queda sin trabajo. La situación actual del mercado laboral no es demasiado propicia, y encontrar otro empleo se convierte en una complicada misión.

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Mes a mes las deudas crecen, debido a que sólo disponen de una fuente de ingresos. No tienen familiares o amigos que les puedan ayudar. Han de pagar facturas que son reclamadas, bajo diversas presiones y amenazas legales, por los acreedores. Debido a los problemas financieros, el humor de ambos cambia, la tensión crece, y dentro del hogar se respira un ambiente cada vez peor. La palabra “dinero” aparece, generalmente, en las conversaciones de ambos adultos, y siempre relacionada con problemas.

¿Qué educación respecto al dinero están recibiendo los hijos de esta pareja? Seguramente, algo por el estilo a esto:

  • Los problemas en la vida son por culpa del dinero.
  • Si quieres ser feliz, has de tener dinero.
  • Con dinero la gente se quiere.
  • Si no tienes dinero, lo vas a pasar muy mal.

Estos niños experimentan problemas en sus vidas, y ven que sus padres los tienen, debido a la falta de dinero. Por lo tanto, algo que no es más que un objeto comienza a tener, para ellos, casi una personalidad propia. Como si de una entidad viva se tratase.

Sin embargo, en una situación contraria, donde una familia dispone de dinero para cubrir todos sus gastos e incluso permitirse ciertas situaciones y experiencias, como es adquirir algunos artículos por gusto o realizar viajes, la opinión respecto al dinero de los niños de esa familia sería muy diferente.

Entonces, ¿cómo es posible que el dinero sea “bueno” o “malo”? ¿Acaso no debería ser siempre de una forma concreta? ¿Por qué en algunos casos es fuente de dicha y en otros de desdicha?

Un potenciador como ningún otro

Analizando la situación de ambas familias, podemos encontrar como denominador común el dinero. Sin embargo, la carga psicológica y emocional que le dan las diferentes personas de ambos núcleos familiares es muy distinta.

Para un grupo, el dinero les facilita las experiencias que desean vivir.

Para otro, es la causa de sus problemas e infortunios.

Las personas del segundo grupo, debido a sus experiencias, tendrán una opinión muy negativa respecto al dinero. Y en un mundo globalizado, donde hoy en día sabemos qué ocurre en distintas partes del planeta, las opiniones negativas respecto al dinero se disparan porque:

  • Se declaran guerras debido a intereses monetarios.
  • Mientras que algunas poblaciones mueren de hambre, sus dirigentes viven en el lujo desorbitado.
  • Se destruyen ecosistemas del planeta para crear negocios económicamente lucrativos.
  • Negocios delictivos de todo tipo se crean con intereses financieros.
  • Situaciones de injusticia y dolor le ocurren a personas buenas e inocentes debido a casusas relacionadas con el dinero.

¿Está el dinero causando todas estas situaciones?

Muchas personas dirán que sí, y que si no fuese por el dinero todo lo anteriormente dicho no ocurriría. De esta forma, ponen sobre el dinero el punto de mira, el objetivo, de a quien culpar.

Sin embargo la situación no es tan sencilla, y resumirlo todo a que la culpa es del dinero sólo deja ver una opinión poco profunda y realista de lo ocurrido.

Como ejemplo, voy a utilizar otra palabra de gran poder: sexo.

Si le preguntas a la mayor parte de las personas, te dirán que el sexo es bueno e incluso maravilloso. Es algo que se disfruta, ocurre en momentos de búsqueda de placer, se da entre dos personas que se aman profundamente o que simplemente quieren pasarlo bien.

¿Es malo el sexo? ¡Por supuesto que no!

Pero seguramente haya personas que te digan que debido al sexo y su adicción, se crean situaciones tan indignantes como la prostitución, el abuso de niños, el negocio de la pornografía, personas que mienten y engañan a otras, situaciones de máxima depravación e inmoralidad…

Se podría, perfectamente, satanizar al sexo como se hace con el dinero.

El problema en ambos casos no es lo que representan (dinero y sexo), sino la conciencia de las personas.

Realmente, el problema hoy en día relacionado con el dinero es una crisis de conciencia. Porque el dinero, por sí mismo, no es ni bueno ni malo. Es sólo un objeto que no te incita a hacer nada.

Pero según sea lo que tienes en tu interior, utilizarás el dinero para potenciarlo.

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Una persona que sea generosa y compasiva, con buenas intenciones, utilizará el dinero para ayudar a otros.

Por otro lado, una persona avara, que no le importe destrozar la vida de otras personas con tal de lograr sus objetivos, usará el dinero para conseguir sus fines.

El dinero, en cualquier caso, sólo potenciará lo que esté dentro de ti. Lo mismo que sucede con el sexo. Una persona puede utilizar el sexo para expresar su amor a su pareja, teniendo bellos momentos de comunión y conexión con ella, o para satisfacer sus oscuros deseos en el mundo del abuso infantil.

Si no crees que el dinero no tenga influencia y que vuelve a todas las personas por igual, de una forma negativa, te invito a que hagas el siguiente ejercicio: fíjate en personas que conozcas que tengan dinero. Y si no conoces a personas así, elige a aquellas que sean iconos del tipo que sea (cine, televisión, arte…) que conozcas y compáralas. Estoy seguro que podrás ver entre ellas personas humildes, que realizan obras sociales, que hablan, miran y sonríen de una forma amable y empática.

Por otro lado, también encontrarás personas que miran a otros (de menor estatus económico) por encima del hombro. Que realizan derroches sin sentido. Que con tal de ganar más dinero, están dispuestas casi a lo que sea.

El problema no es el dinero. Éste sólo saca de ti lo que lleves contigo.

La espiritualidad y el dinero

Hay muchas personas que eligen en su vida una senda de desarrollo espiritual, pudiendo ser ésta de dedicación plena o compaginada con un estilo de vida “normal”.

Cuando se transita el camino del desarrollo espiritual, rápidamente se entra en contacto con el concepto de que la verdadera realidad es la eternidad e inmortalidad del espíritu, y que esta vida que tenemos actualmente no es más que un tránsito (de otros miles que hemos realizado anteriormente)

Algo así como un sueño. La vida terrenal que tenemos es perecedera y falsa en comparación con la autenticidad de la realidad del espíritu.

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Es por ello que diferentes vías de desarrollo espiritual te orientan para que sueltes el apego a lo material, ya que viniste sin nada y sin nada te irás. Lo material no te define, no eres tú realmente.

Así que perder la emoción en conseguir metas y objetivos, basando tu felicidad y concepto propio en lograrlo, es un acto totalmente estéril, ya que habrás desperdiciado el valioso tiempo que tienes aquí en algo que al final vas a perder. Porque cuando llegue el momento de que realices “el gran viaje”, todo aquello material que hayas logrado no te lo podrás llevar.

Debido a estas ideas, muchas personas rechazan todo lo material porque va en contra de sus intereses espirituales. Y si, además, le sumamos una experiencia negativa previa con el dinero, el resultado es que opinarán sobre el mismo de una forma casi visceral.

Sin embargo, estas personas han de pagar facturas, comer, vestir, realizar viajes y un montón de situaciones más como el resto de las personas. Mas se encuentran en una situación de rechazo total sobre el dinero, porque parece ser que atenta con su interés más elevado (el desarrollo espiritual), por lo cual se encuentran en graves y dolorosos desafíos económicos.

A mí, personalmente hablando, me parece muy curioso que se nos haya dado la oportunidad de disfrutar de esta vida en todos sus aspectos y facetas, y la desperdiciemos porque deseemos “volver a casa” o pensemos que lo que hay aquí no es real, sino sólo un sueño. Tal vez deberíamos pensar más en que si estamos aquí es por un motivo más sabio y elevado que lo que nuestra conciencia actual nos dice, y que puedes tener la capacidad de disfrutar de lo material sin tener que perderte o identificarte en ello…

Donde hay rechazo, hay atracción. Lo que resistes, persiste.

Sanar la relación con el dinero

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¿Recuerdas que anteriormente hablamos sobre el ejemplo de dos familias, donde en una había dinero para disfrutar de diversas situaciones, y en otra no se encontraba y experimentaban problemas de todo tipo?

Los niños criados en ambas familias crecerán con conceptos diferentes respecto al dinero. Y si te pregunto a cuál grupo le irá, económicamente hablando, mejor en el futuro, seguro que sabrás que con casi total seguridad a los niños que tenían abundancia económica en su infancia.

Tal vez algunas personas podrán alegar que eso es debido a que, seguramente, contarán con los recursos financieros de sus padres para crear negocios. O que han recibido una educación mejor. Sin embargo, más allá de todo esto y posicionado como causa de su futura fortuna económica, se encuentra el principio de resonancia.

Estoy seguro que habrás escuchado la frase “dinero llama a dinero”. Esta sentencia revela el principio de resonancia, el cual dice que iguales se atraen.

Si en una habitación hay varios diapasones y haces sonar uno, éste hará vibrar a los otros que se encuentren en su misma frecuencia y radio de alcance. Se encuentran en la misma sintonía, por ello se influyen y afectan, aunque no se están tocando. Pero sí lo hacen desde la vibración.

Imagina que alguien te cae muy, pero que muy mal. No te gusta su forma de ser, de pensar y/o actuar. No coincides en sus ideales, no compartes sus puntos de vista. No le quieres como una amistad.

¿Crees que se darán, entre vosotros, situaciones que faciliten una unión? ¡Por supuesto que no! Salvo que ésta sea impuesta, como en el caso de un trabajo. Aún en esa situación, te seguiría cayendo mal y querrías tener el trato justo y necesario para las labores que os vinculan en común.

El caso es que debido a lo que sientes, de ti no saldrán situaciones de empatía y compenetración hacia esa persona, por lo tanto no ocurrirán en tu vida.

Con el dinero sucede lo mismo. Si tienes un mal concepto sobre el mismo, ¿qué tipo de relación crees que tenéis? Una muy mala. Y basándonos en el ejemplo de la persona que te cae mal, ¿crees que con el dinero se darán situaciones donde estés a gusto con él, si no te gusta y opinas mal? No las habrá.

Por ello, el dinero te “huirá”.

Si le preguntas a una persona que tiene abundancia económica sobre su opinión respecto al dinero, estoy seguro que te dirá que es buena. ¡Le da la bienvenida a su vida porque lo desea! Ya que con dinero podrá hacer cosas como:

  • Pagar una buena educación a sus hijos.
  • Vivir en una zona más segura para su familia.
  • Poder disfrutar de viajes, conocer otros lugares, aprender de otras personas y culturas.
  • Disponer de recursos para compartir con sus seres queridos o personas necesitadas.
  • Vivir con la tranquilidad de que nada material les faltará, lo cual constituye un gran desahogo.

La relación que tiene esta persona con el dinero es buena, sana, de agradecimiento. La “energía del dinero” es buena para él, pues sabe que en sus manos significará cosas provechosas y constructivas para sí mismo y para los demás.

Y esta actitud, por la ley de resonancia, hace que en su vida se den situaciones donde pueda aumentar su flujo económico. Si a ello le sumas que es alguien emprendedor, que busca oportunidades para crear negocio, que se interesa en crear fuentes de ingresos, el resultado es que esta persona gozará de abundancia económica.

La única diferencia entre una persona rica y una pobre no es el dinero. Tampoco lo es la humildad. Ni la espiritualidad. Sino su opinión respecto al dinero.

Hay personas buenas que tienen dinero, y buenas que no lo tienen. Como también hay personas malas con dinero, y malas que no lo tienen.

La humildad y la elevación espiritual no lo marca el dinero que tengas, sino tu conciencia.

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Es tu opinión respecto al dinero lo que le dará la bienvenida a tu vida o lo rechazará.

Por lo tanto, si quieres comenzar a sanar tu relación con el dinero, lo primero que has de encontrar es esos programas negativos que tienes respecto al dinero. Y desmotarlos.

Si crees que el dinero hace malas a las personas, nada mejor que ver a una buena persona con dinero.

Si crees que el dinero causa todos los males del mundo, mira qué obras benéficas y constructivas se construyen con dinero.

Si piensas que ser espiritual no es compatible con tener dinero, piensa en todas las personas necesitadas que podrías ayudar teniendo dinero, y con ello consolando y socorriendo a un hermano necesitado.

Conclusiones

Tener una sana relación con el dinero te ayudará a que tu flujo económico pueda abrirse. No puedes pretender rechazar algo y disfrutar de sus beneficios. Por lo tanto, lo que piensas y sientes respecto al dinero marcará el punto de atracción de la abundancia económica en tu vida.

También hemos visto que el dinero ni te hace bueno ni malo, simplemente potencia lo que tienes dentro de ti. Con dinero se realizan obras de caridad y ayuda, y también se crean armas de destrucción.

El problema no es el dinero, sino lo que las personas hacen con él.

Sanar tu relación con el dinero parte de la base de comenzar a mirarlo con otros ojos. Sentirlo de forma diferente. Porque no es ni un ángel que te ayudará, ni un demonio que te arrastrará. Es sólo un objeto de intercambio, una energía, para conseguir tener gran parte de las experiencias que deseas en tu interior.

Espero que te haya sido constructivo este artículo. Si deseas saber más de mí, entra en buscandotucamino.com y ahí podrás conocer más sobre mi persona y mi trabajo.

Un fuerte abrazo.

Óscar Martín.